jueves, 25 de octubre de 2012

El alarife de Wadi Ash.


  Breve sinopsis


     Gaspar, un pacífico alarife, está cenando tranquilamente con su familia cuando de pronto irrumpen en su cueva unos soldados que le apresan sin darle ninguna explicación. Confuso y aturdido, es encarcelado dando con sus huesos en una mazmorra ocupada por Nicolás, un viejo hastiado del mundo, y Daniel, un enigmático personaje que hace del silencio su religión. Durante su estancia en la cárcel, su mujer y sus dos hijos son cruelmente asesinados por una banda de malhechores liderados por un personaje ruin y despiadado, el Calavera. Gaspar, hundido en el oscuro pozo de la demencia, es ayudado por Daniel a escapar de la prisión. Sobre la tumba de su familia y con el corazón lleno de ira, decide retar a Dios para ir camino de una quimérica venganza... o de la tumba.



Nota histórica



     El pensamiento evoluciona, nuestras costumbres cambian y nuestra forma de comportarnos también, todo ello bajo esa sombra velada de una tecnología de la que somos dueños y esclavos por igual. Sin embargo, el verdadero espíritu del ser humano sigue intacto, impoluto, tal y como era en la génesis de la especie en los albores de la humanidad; con nuestras virtudes y defectos, con nuestras miserias y cualidades, con nuestros magníficos logros y vergonzosos desastres. Errores y aciertos conviviendo en interminables períodos de guerra alternados con efímeros momentos de paz. Así es nuestra naturaleza y es necesario que la conozcamos en profundidad, para que seamos verdaderamente conscientes de qué hemos hecho en nuestro planeta con nuestros semejantes desde que aprendimos a bajar de los árboles y empezamos a matar.
     La Historia está plagada de personajes ruines y despiadados así como de otros, desgraciadamente los menos, extraordinarios; de extensos períodos de oscurantismo e involución salpicados con algunos de aparente racionalidad; de magnos acontecimientos precedidos de mentiras, medias verdades y vueltas a empezar.
      Esta eterna dicotomía de luces y sombras en la que el ser humano parece estar eternamente imbuido, es el argumento de El alarife de Wadi Ash. Amor y odio, piedad y venganza, codicia y mesura son los ingredientes básicos de cualquier época o lugar, y finales del siglo XVI no iba a ser una excepción. El contexto histórico en el que se desarrolla este relato es muy parecido al de Los olvidados de Inox, con la salvedad de que ya nos encontramos en las postrimerías del reinado de un depauperado Felipe II. El vastísimo Imperio de España comienza a divisar en lontananza los primeros vestigios de su ocaso y la estrepitosa derrota de La Grande y Felicísima Armada o como pasaría a la historia, La Armada Invencible, estaba muy reciente en el tiempo. Los elementos, Dios o el caprichoso y mudable dedo del destino hicieron que la mayor flota de guerra construida hasta la fecha diera con sus mástiles en el fondo de un mar arpío y traidor. Y por si no tuviésemos bastante con ese desastre marítimo, Inglaterra no dejaba de hostigarnos fomentando la piratería contra las posesiones en América y contra los navíos españoles.
     A España le gustaba estar en todos los saraos, y de esa guisa, nos vimos envueltos en la guerra civil francesa, apoyando las aspiraciones al trono de la Galia de la hija del propio Rey Prudente, Isabel Clara Eugenia... que no fructificaron por culpa de un Borbón protestante que se convirtió a última hora al catolicismo (de este magno suceso proviene la famosa frase «París bien vale una misa»). 
     Los Países Bajos continuaba siendo el cementerio permanente de los gloriosos tercios españoles. Un ejército compuesto por mercenarios extranjeros y reclutas fozosos procedentes de toda Castilla donde el poder real no tenía límites. que combatían denodadamente contra los rebeldes calvinistas. 
    Por su parte, de puertas para dentro, los permanentemente demonizados moriscos continuaban padeciendo idénticas calamidades que décadas atrás, hasta que finalmente y ya bajo el gobierno de Felipe III se tomó la decisión de expulsarlos definitivamente el 9 de abril de 1609.  

     En resumidas cuentas, nada nuevo bajo la capa del sol, guerras absurdas, patéticos conflictos, intereses mezquinos y los sempiternos viejos arrogados al poder parloteando y enviando a miles de jóvenes a morir en los campos de batalla. ¿Os suena de algo este escenario?    

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